Lo mejor para el invierno: ¿calefacción de gas o bomba de calor?

El invierno ha llegado con fuerza y con él surge la eterna pregunta: ¿es mejor optar por una calefacción de gas natural o dar el salto a las bombas de calor, opción respaldada por la Agencia Internacional de la Energía (AIE) y promovida por la Comisión Europea?

 

El impacto medioambiental y el mix energético

En términos medioambientales, las bombas de calor parecen ser la elección más intuitiva, ya que en teoría evitan el uso de combustibles fósiles. Sin embargo, todo depende del mix energético de cada país. En España, las energías renovables ya representaron más del 50% en 2023, una tendencia que se espera que continúe.

El gas natural, por su parte, se enfrenta a un futuro incierto para la climatización del hogar. El acuerdo provisional entre el Consejo y el Parlamento Europeo prevé la prohibición de dispositivos de climatización que utilicen gas natural en viviendas nuevas o reformadas a partir de 2040.

 

El debate sobre calderas y gases renovables

Aunque las calderas, presentes en el 40% de los hogares españoles, están asociadas al gas natural, surge un debate sobre su adaptación para utilizar gases renovables como el biometano o el hidrógeno verde.

El factor económico y la elección entre gas y bomba de calor

La economía del presente se centra en los números más que en la contaminación. Aunque el precio de la electricidad y el gas está influenciado por los mercados y las regulaciones gubernamentales, el despliegue de las renovables en España tiende a desvincular ambos mercados, favoreciendo el abaratamiento de la electricidad.

A pesar del mayor precio de la electricidad, las bombas de calor, gracias a su eficiencia, pueden ser económicamente más ventajosas. Sin embargo, en zonas frías, la eficiencia de las bombas de calor disminuye, y las calderas pueden ser más rentables.

La decisión entre calefacción de gas y bomba de calor dependerá de diversos factores, incluyendo el mix energético del país, las condiciones climáticas locales y la disponibilidad de infraestructura para gases renovables. Aunque las regulaciones apuntan hacia la electrificación, las calderas no desaparecerán de inmediato, y su evolución dependerá de factores económicos y medioambientales.

En última instancia, la elección entre gas y bomba de calor puede depender de la conservación, la zona climática y el enfoque a largo plazo. El presente económico favorece a las bombas de calor, pero las condiciones específicas determinarán cuál es la opción más acertada.