En los últimos tiempos, el sector de los centros de datos ha experimentado un crecimiento sin precedentes en España, impulsado por inversiones multimillonarias y una demanda creciente de capacidades de cómputo. Amazon, por ejemplo, ha anunciado una inversión colosal de 15.700 millones de euros para expandir sus tres data centers en Aragón, mientras que el fondo ICG destina 300 millones para crear Templus, una red regional con cinco centros y planes de expansión significativos.
Expansión vertiginosa y desafíos energéticos
La industria española de los centros de datos ha crecido exponencialmente, pasando de 150 MW en 2022 a proyectar 600 MW en cinco años, con inversiones estimadas entre 6.000 y 8.000 millones de euros. Esta expansión no solo promete generar miles de empleos, sino que también plantea interrogantes críticos sobre la capacidad energética del país para satisfacer esta demanda voraz.
En palabras de Manuel Giménez, director ejecutivo de Spain DC, «No hay un problema de generación de energía en España; producimos tres veces más de lo que consumimos». Sin embargo, el verdadero desafío radica en el acceso a esta energía, una preocupación compartida por grandes jugadores del sector que se han unido para instar al gobierno a planificar nuevas capacidades en las redes eléctricas.
Impacto y preocupaciones ambientales
La proliferación de centros de datos conlleva preocupaciones ambientales y de sostenibilidad. Estas instalaciones ya representan un porcentaje significativo del consumo energético mundial y europeo, y si bien España cuenta con precios competitivos debido al aumento de las energías renovables, se requiere un enfoque estratégico en la eficiencia energética y el uso responsable de recursos.
Urgencia de acción gubernamental
Las empresas del sector están colaborando activamente con las distribuidoras eléctricas para influir en las políticas públicas y eliminar los topes anuales a la inversión en distribución eléctrica. Esta colaboración es crucial para asegurar que las infraestructuras de datos puedan ubicarse donde más se necesiten, facilitando así la digitalización y la innovación tecnológica en España.
Mientras España se posiciona como un actor clave en el panorama europeo de centros de datos, la planificación estratégica y la cooperación entre sectores serán fundamentales para asegurar que la infraestructura energética pueda soportar esta rápida expansión sin comprometer los objetivos climáticos nacionales ni la estabilidad del suministro eléctrico.